Autor de un sacrilegio


 

Las pieles ya no son sólo para usar los domingos o en fiestas de guardar. Jesús Lorenzo revoluciona la peletería con sus diseños fantásticos que se visten con zapatillas y vaqueros rotos a diario. 

Al diseñador Jesús Lorenzo sus padres no le dejaban tocar las pieles en su peletería: «No toques, no toques que las vas a estropear». El oficio llevaba en la familia desde tiempos del abuelo, Gabriel Morales, que era aprendiz de un taller del gremio cuando le pilló la guerra: «Al reclutarle le preguntaron ‘¿tú que sabes hacer?’ y él contestó: ‘Yo soy peletero’, así que le pusieron a hacer abrigos para las mujeres de los generales. Al finalizar la guerra tenía tantas clientas encantadas que montó negocio, peletería Morales, en Zaragoza», explica Lorenzo y añade: «Mi abuela murió siendo mi madre, María Pilar, muy jovencita y enseguida tuvo que ponerse a trabajar con mi abuelo. Luego conoció a mi padre, José Jesús, y como la única manera que tenía él de verla era estando en la peletería aprendió el oficio también. Cuando se casaron en el 72 decidieron abrir la suya propia, Groenlandia, en Pamplona. ¿Qué por qué Groenlandia? ¡Porque allí hace mucho frío!».

De los cuatro hijos del matrimonio sólo Jesús (Pamplona, 13 de abril de 1976) ha seguido en el negocio. Estudió Económicas en la Universidad de Navarra y diseño en piel en una escuela en Copenhague: «Allí llegas te dan pieles y te dicen: ¡Haz lo que se te ocurra!.  Y yo dije: ‘¿Y si las estropeo?’, y ellos: ‘¡Están para eso! Y para que os expreséis’. Aquello me encantó, aprendí mucho y descubrí una vocación oculta», afirma.

El que estaba destinado a encargarse de las cuentas de Groenlandia, asume en 2007 la dirección creativa e inicia una revolución interna: «A lo largo de nueve años he ido haciendo una transición, lenta, porque mi madre está operativa y no quería avasallarla. Pero en mi última colección me he lanzado plenamente con el sporty chic, he querido pasar la piel al día a día, intentar romper con esa peletería tradicional de España, la de usar sólo los domingos…».

La colección causó furor en la pasarela Cibeles: el público recibió cautivado el colorido despliegue de prendas funcionales que exhibían las modelos ataviadas con zapatillas, vaqueros rotos y camisetas al ritmo del ochentero Girls just wanna have fun de Cyndi Lauper. «Encantó y a mis padres los primeros». A una de las modelos se le escurrió el chaleco al suelo y con las prisas se lo puso al revés y la gente aplaudió al rabiar el vistoso forro, otra de sus señas de identidad: «Ahora muchas clientas nos piden que cosamos la etiqueta en el bolsillo».

 

1. Chaquetón de Zorro naranja, 2500 euros.

2. Chaqueta de Zorro Kalgan rosa, 2800 euros.

3. Abrigo de coyote y zorro, 2800 euros.

Peletería Sostenible

Martas, lanas, zorros, marmotas, corderos… Y su favorita, el visón. «Lo hacemos todo nosotros, salvo la curtición y el tintado», explica Jesús Lorenzo. «Importo las pieles de EEUU, de Finlandia y algunas de Mongolia, éstas últimas canalizadas a través de casas de subasta. Todas son Cites, un sello que exige híper documentar el origen así como cada movimiento que hace la piel, que va identificada con un número de serie. Cada vez que cruza una aduana acude un veterinario a certificar que todo está OK.» Lorenzo cuenta con un equipo fijo de 20 personas en puestos directos y otras 20 colaboran en indirectos. Lanza dos colecciones al año de unas 50 prendas cada una. Sus precios parten de los 300 euros.

 

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