¿Te has perdido ‘Cibeles’? Este es el resumen con lo mejor de la pasarela

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Merdeces-Benz Fashion Week Madrid finalizó ayer con las propuestas en piel de Jesús

Lorenzo y Miguel Marinero, para dar paso durante todo el día de hoy a Samsung EGO, la

plataforma de los nuevos diseñadores.

 

Antes que ellos, María Escoté había mostrado su versión de un western psicalíptico lleno de

estrellas, flecos y estampados vaqueros. Carlos Diez fue un poco más sobrio y se ha centrado

en la belleza silenciosa de grises y negros en prendas hasta los tobillos y con ciertos toques

de color en rojo. Juanjo Oliva llenó la pasarela de naranjas, mostazas y calderas, de formas

globo, de vestidos largos y de siluetas realmente originales y distintas.

 

La última jornada de desfiles de la MBFWM la abrió Davidelfin, que regresaba a la pasarela

madrileña con ímpetu y energía, cierto toque grunge y colores vibrantes, que acompañó con

medias de Wolford. Le siguió Hannibal Laguna, con un despliegue de lo que mejor sabe

hacer: vestidos ultrafemeninos para largas veladas nocturnas. Por algo la famosas españolas

cuentan siempre con sus creaciones para las alfombras rojas patrias.

 

El tercer día de la MBFWM lo abrieron dos jóvenes promesas de la moda española: Juan

Vidal, con un alarde imaginativo que encandiló también al jurado del premio L’Oréal (la ha

recibido también en esta edición, por segunda vez consecutiva), y Mosiés Nieto, que se hizo

fuerte en el punto escultural en negros y grises. Lamé dorado y filigranas de encaje negro para

una lencería übersexy y muy glamourosa, al estilo Las Vegas, es lo que propuso Nuria Sardá,

creadora de la firma a la que da nombre su padre, Andrés Sardá. Con un curioso broche final:

un pareja nupcial formada por una modelo y Bimba Bosé, que había actuado de Dj. La

tarde fue de Ana Locking y su moda sport metalizada, y de Victorio & Lucchino, que

invitaron al público a un viaje exótico de inspiración oriental y siluetas ceñidas. Ion Fiz sacó a

pasear a un precioso galgo afgano, tan gentil y refinado como su ropa. Y Agatha Ruiz de la

Prada convirtió la pasarela en una tienda llena de sus coloridas y felices extravagancias

habituales.

 

La segunda jornada de MBFWM la inició el desfile conjunto de la firma catalana Martin

Lamothe, que demostró su maestría con los estampados, y la madrileña María Barros, con

volúmenes setenteros. Les siguieron los diseños de Aitor e Iñaki Muñoz, Ailanto, una de las

grandes fuerzas creativas de la moda española, con una colección en la que los juegos

geométricos, la elegancia en estado puro y los detalles metalizados brillan por sí mismos.

Francis Montesinos recuperó sedas vaporosas y terciopelos con peso para dar forma ultra

chic a una colección inspirada en las plumas del pavo real. Líneas etéreas, feminidad,

minimalismo fueron los puntos fuertes de Ángel Schlesser. Y Teresa Helbig creó siluetas

románticas y glamourosas con toques imperiales. Juana Martín declinó las suyas en negro,

blanco y ligeros toques de beige. Y Roberto Torretta dio prioridad a cuero, lana y pieles.

 

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