Mujeres que desafían la noche


La Semana de la Moda madrileña ha decidido adelantar sus fechas de celebración para no coincidir con el resto de pasarelas internacionales, y así intentar arañar un poco de atención hacia la moda española más allá del que despiertan del Pozo ó Palomo Spain, el catalán vistiendo a la primera dama norteamericana, Melania Trump, y el cordobés a la cantante, Beyonce. Antes de que comenzaran hoy los desfiles en las instalaciones de Ifema, la MBFWMadrid se estrenaba ayer por la mañana en el Matadero con una «performance» del dúo Oteyza, Caterina Pañeda y Paul García de Oteyza, al que seguía un desfile de Pilar Dalbat en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el peletero Jesús Lorenzo para la firma Groenlandia, en el jardín del hotel Santo Mauro, Duarte en un estudio del distrito del castizo Arganzuela y Pedro del Hierro en el museo del Ferrocarril. Cinco propuestas por diferentes lugares de la ciudad para el próximo otoño/invierno, excepto Nacho Aguayo y Alex Miralles, los directores creativos de Pedro del Hierro, que han preferido centrarse en lo más inmediato, la primavera/verano.

 

Capas de paño

La mañana primaveral madrileña olía a 20 ovejas merinas, cuya lana utiliza Oteyza para crear la pieza más emblemática de la firma, la capa. Los animales pastaban dentro de unos corrales, ajenos al alboroto, mientras sonaba «Space Oddity» y los asistentes, la mayoría de traje y corbata y luciendo elegantes sombreros, se saludaban mientras Paul lideraba el espectáculo. Reglas, tiza y cinta métrica en mano, para trazar una capa en un paño de seis metros dispuesto sobre el suelo. «Normalmente se corta el paño en dos mitades que se unen con una costura en la espalda. Él cortó una sola, a manera de demostración», explicaba su esposa, Caterina, que se unió al diseñador para representar una coreografía con las capas que terminaba entre aplausos y ¡olés! Después de varias temporadas desfilando en Pitti Uomo y tras ser elegidos como finalistas del Premio Nacional de Moda 2017, ya era hora de que Oteyza aterrizara en la pasarela madrileña.

«Purple heart»

Groenlandia, dado que lo suyo son las pieles, sacó la pasarela por el jardín bajo setas calefactoras. Su propuesta se ampliaba más allá del abrigo de piel. El navarro presentó vestidos y monos de napa, mucho astracan rasado, tiras de zorro en las terminaciones de las piezas y, el santo y seña de esta colección, las piezas únicas realizadas con pieles metalizadas y pintadas a mano por Jesús Lorenzo. Duarte nos lleva a un almacén de mobiliario «vintage» lindando con el Rastro madrileño, para mostrarnos su propuesta para hombre y mujer o viceversa. En general son prendas masculinas, excepto un par de vestidos sueltos con volante lateral y de largo midi. Lo que dominaba eran los amplios trajes de chaqueta con pantalón recto y en dos tallas más, porque Duarte no quiere que su público vaya apretado. Todo es holgado, cómodo y con buenos tejidos. El abrigo es maxi, la cazadora también, las hombreras caídas y las mangas tan largas que hacen innecesarios los guantes. Los colores suaves y cálidos como el mostaza, verde pistacho o musgo, marrón y evidentemente, el negro. No hay estridencias en una

 colección llamada «Purple Heart» (Corazón púrpura) que resulta muy comercial.

Duarte dice que se inspiró en el artista británico Francis Bacon. «Nuestro punto fuerte es la sastrería», explica su diseñador. «Y el punto fuerte lo hemos puesto en el color, partimos de la gama cromática del morado, de ahí el título que le hemos dado a la colección y vamos a los beig, marrones, verdes o granates. Me gusta la ropa holgada y especialmente en la mujer. Usamos muchas lanas frías, lana virgen y franela. Digamos que hacemos ropa clasica renovada».

Y para la tarde noche, no hay mejores propuestas que las 70 que hacen

desfilar el equipo de diseño de Pedro del Hierro liderado por Nacho Aguayo: «Presentamos verano a partir de la tarde para meternos en la noche, con unos conjuntos de crep doble de lino con doble gramaje para darle cuerpo y peso a la pieza y lo mezclamos con dorados. Apostamos por el triacetato con efecto raso, que es un nuevo tejido tecnológico, para que la noche sea rompedora. Chilabas, pijamas y vestidos casi todas con efecto lencero, más las distintas versiones del esmoquin. Nos planteamos la duda cuando una mujer recibe una invitación en la que se pide vestir esmoquin o traje largo, ella ¿qué decide ponerse?, pues le sugerimos que se decante por un esmoquin pantalón muy arreglado. Proponemos animar las piezas con plumetis de tul, bordados de cristal, tul y acetato». En Pedro del Hierro no pretenden ofrecer una versión masculina de la mujer, sino algo muy femenino y delicado porque como ellos afirman «no queremos masculinizar a la mujer».

El desfile tuvo tres partes marcadas por el color, una blanca, otra rojiza caramelo y la del esmoquin blanco/negro, con un estampado tropical oscuro, huyendo del colorín. Mucho pantalón combinado con blusas, juegos de costura con los bieses, con derecho y revés, con distintos tirantes, largos con aberturas pronunciadas que se topan con un pantalón, en vez de con la piel desnuda. «No soy moderno, pero me gusta ser contemporáneo. Me preocupa más la temporalidad que la modernidad

porque me gusta un buen fondo de armario, con detalles cuidados, con buenas telas y patrones», ese es el código de intenciones de Nacho Aguayo para la mujer Pedro del Hierro. Y para

 el hombre proponen siluetas contemporáneas con una estructura de hombros relajada, eso se refleja en que el entallado de la prenda no va pegada al cuerpo, como aclara el diseñador de hombre de la marca, Alex Miralles: «Más que entallar, realza. Para ello empleamos lana mohair, lanas con hilaturas súper ciento treinta, para que sean confortables y con la elasticidad propia del tejido sin recurrir a fibras sintéticas, la paleta de color es antagónica buscando la atemporalidad, desde el terracota, pasando por los granates, kakis, sin olvidar azules y negros, y el blanco natural. Americana, pantalón y en definitiva, trajes combinables».

Después de haber presenciado este desfile, desde su primera fila, tenemos la seguridad de que en agradecimiento por lo feliz que hicieron a su yerno, Fernando Verdasco, vistiéndole para su boda con su hija Ana Boyer, Isabel Preysler comenzará a llenar su fondo de armario con piezas de Pedro del Hierro, de hecho ya llevan trabajando en ello desde hace meses y con su hija, Tamara, también.

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