En el caso de la peletería, Jesús Lorenzo explicaba que España ha perdido terreno en el consumo de estos productos, donde era potencia. Ahora, Rusia, China y Corea del Sur han tomado la iniciativa, aunque sí reconocen el significado de la etiqueta made in Spain. “Se asocia a un origen controlado, a una buena calidad, a una trazabilidad de la piel”. Para Lorenzo, se trata de un problema de coordinación:“No nos ponemos en el lugar en el que tendríamos que estar. Y a veces, parece que para triunfar en España tienes que haberlo hecho primero fuera”.